Se me olvidó otra vez


Tito 3:1  Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades,  que obedezcan,  que estén dispuestos a toda buena obra.

“Recuérdales” es la palabra con la que el apóstol Pablo comienza este párrafo de su epístola pastoral a Tito, quien, en ese momento se encontraba sirviendo como pastor de la iglesia en Creta. Con esta palabra Pablo está instando a Tito para que vuelva y repita a las iglesias de Creta, una enseñanza que ya antes habían escuchado. Hay un tema que Pablo considera que no basta enseñarlo solamente una vez, sino que debe ser recordado las veces que sea necesario en la iglesia de Cristo. Seguramente porque es uno de los temas que olvidamos con más regularidad, que pasamos por alto más fácilmente, ese tema es la sujeción a las autoridades, un asunto del que la Biblia habla reiteradas veces de Génesis a Apocalipsis.
 
Para comprender el mensaje que el apóstol Pablo nos quiere trasmitir en este texto es importante empezar sabiendo a que se refiere cuando habla de las autoridades. En el contexto de la carta, este término nos habla de la capacidad o poder con el que una persona ha sido investida para ejercer un cargo, es el poder de regir o gobernar, el poder de aquel cuya voluntad y mandatos deben ser obedecidos por los demás. Esta es una Palabra que habla del Magistrado y de las autoridades, especialmente de las civiles.
 
En sociedades paganas, gobernadas por hombres incrédulos e injustos, era común que los judíos y cristianos se sintieran tentados a no sujetarse a los gobernantes con la excusa de que dicha autoridad, por ser pagana, no era digna de la sujeción del pueblo de Dios. Así sucedió por ejemplo entre el pueblo judío cuando estaban bajo el control del imperio Romano, muchos se insubordinaron y algunos iniciaron revueltas contra los dignatarios y autoridades romanas pues no les parecía correcto ser gobernados por hombres gentiles.
 
En la isla de Creta vivían muchos judíos y una buena parte de estos judíos eran miembros de la iglesia de Cristo. Para algunos creyentes del tiempo apostólico que habían sido perseguidos por Roma les era muy difícil aceptar su gobierno, no podían asimilar la idea de estar sujetos a gobernadores opositores del evangelio, sin embargo, en este versículo, como en toda la Escritura, vemos que la orden del Señor a través del apóstol apunta a que los creyentes debemos vivir subordinados a las autoridades.
 
Aunque sea difícil de entender, Dios gobierna el mundo a través de las autoridades, y en la gran mayoría de los casos, esas autoridades son incrédulas. Recordemos que fue a través de Babilonia que Dios castigó a su pueblo por su pecado, fue a través de un rey de Persia que Dios hizo que los judíos retornaran a su tierra, fue a través del impero Romano que Cristo fue sacrificado como el Cordero de Dios para la salvación de la iglesia, fue a través de las carreteras y barcos Romanos que el Evangelio se extendió por el mundo, fue a través del idioma griego impuesto por Grecia cuando dominaba el mundo, que finalmente todos pudieron leer las Escrituras. Todo esto y mucho más lo hizo Dios a través de autoridades paganas. Nosotros mismos como iglesia en este tiempo somos beneficiados de los gobiernos de nuestra nación a través de sus leyes, su protección, sus sistemas de salud, la infraestructura de las ciudades, su sistema económico y todo esto a pesar de que la gran mayoría de nuestros gobernantes son incrédulos.
 
El versículo que estamos meditando hace parte del discurso que venía dando el apóstol en el capítulo dos, que nos habla de cómo la sana práctica del creyente es el resultado de la sana doctrina bíblica. El apóstol Pablo comenzó hablándonos del comportamiento de los ancianos, de los deberes de hombres y mujeres cristianos y de la responsabilidad de los empleados frente a sus jefes terrenales. En este versículo continúa recordándonos que como creyentes no somos simplemente individuos, somos también ciudadanos temporalmente en esta tierra, somos parte de una sociedad y tenemos deberes hacia nuestro prójimo, pero también hacia nuestros gobernantes y autoridades.
 
El apóstol encarga a Tito el deber de llamar a la iglesia de Creta al orden y lo hace a través de tres expresiones:
 
1. Sujétense:
Pablo exhorta a Tito para que llame a la iglesia a estar sujetos, esta expresión significa someterse, sujetarse, estar bajo autoridad, estar subordinado. Al parecer, aunque la iglesia en Creta ya había sido enseñada en la sujeción a las autoridades, los Cretenses lo habían olvidado y era necesario recordárselo. La sujeción nunca fue el punto fuerte de los Cretenses, ellos eran agresivos, peleones y resentidos de toda autoridad que se les impusiera. El historiador Griego Polibio dijo de ellos que siempre se estaban involucrando en insurrecciones, asesinatos y guerras.
 
La Biblia nos manda a sujetarnos a las autoridades porque ellas han sido establecidas por Dios para nuestro bien, las leyes, los magistrados, los jueces, los militares, incluso los impuestos que pagamos, hacen parte del orden a través del cual Dios gobierna y son todos para nuestro beneficio. El apóstol Pablo escribiendo a los creyentes Romanos, habla de las autoridades civiles como servidores de Dios y dice que resistirlos a ellos es resistir a la autoridad establecida por Dios.
 
Romanos 13.1-7 dice: Sométase toda persona a las autoridades superiores;  porque no hay autoridad sino de parte de Dios,  y las que hay,  por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad,  a lo establecido por Dios resiste;  y los que resisten,  acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien,  sino al malo.  ¿Quieres,  pues,  no temer la autoridad?  Haz lo bueno,  y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien.  Pero si haces lo malo,  teme;  porque no en vano lleva la espada,  pues es servidor de Dios,  vengador para castigar al que hace lo malo.
Por lo cual es necesario estarle sujetos,  no solamente por razón del castigo,  sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos,  porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis:  al que tributo,  tributo;  al que impuesto,  impuesto;  al que respeto,  respeto;  al que honra,  honra.
 
Por tanto, la relación de un creyente hacia sus autoridades debe ser de sujeción, los cristianos debemos ser conscientes de que los magistrados han sido establecidos por Dios para nuestro bien.
 
2. Obedezcan: 
En griego esta palabra significa ser persuadido por un gobernante, obediencia a la autoridad; por analogía conformarse al consejo, hacer caso, oír. Obediencia a las autoridades implica que hay una ley, pues es por medio de las leyes que las autoridades gobiernan. Las leyes de los gobiernos a través de la historia son evidencias de que hay una moral absoluta y que Dios escribió la ley en el corazón del hombre.
Romanos 2:14,15 dice:  Porque cuando los gentiles que no tienen ley,  hacen por naturaleza lo que es de la ley,  éstos,  aunque no tengan ley,  son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,  dando testimonio su conciencia,  y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
 
Todas las culturas en el mundo han tenido unas leyes y han establecido unas sanciones por infringirlas, los hombres a través del tiempo han forjado gobiernos que propenden por la justicia. Un ejemplo de ello es el Código de Hammurabi que es uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado, fue creado en la antigua Mesopotamia en 1750 a. C. por el rey de Babilonia Hammurabi. En él hay 282 leyes que regulan las relaciones comerciales, patrimoniales, etc. También leyes que determinan lo que es delito y la pena que corresponde a cada delito. Por ejemplo, según un artículo de ese código, si un hijo golpea a su padre se le debía cortar la mano. De la misma manera las leyes de nuestras naciones están basadas en la justicia, así mismo la constitución de cada país. En este sentido la ley y las autoridades sirven a Dios, porque sirven a la justicia. Es por eso que el cristiano debe vivir de acuerdo a la ley, porque el Creador la puso en la conciencia de cada uno de nosotros para que vivamos de acuerdo a la justicia. Es por causa de Dios que debemos obedecer las autoridades.
 
En la primera epístola del apóstol Pedro, capítulo 2, versículos del 13 al 17 dice: Por causa del Señor someteos a toda institución humana,  ya sea al rey,  como a superior,  ya a los gobernadores,  como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
Porque ésta es la voluntad de Dios:  que haciendo bien,  hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;  como libres,  pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo,  sino como siervos de Dios. Honrad a todos.  Amad a los hermanos.  Temed a Dios.  Honrad al rey.
 
Recordemos que esta epístola estaba siendo escrita a una iglesia que había sido expatriada injustamente por gobiernos injustos, sin embargo, la orden sigue siendo la misma, obedezcan.
 
Cuando los judíos que no estaban de acuerdo con el gobierno Romano por ser un gobierno gentil preguntaron a Jesús acerca de si debían pagar el tributo a Cesar, ¿Qué respondió Jesús? Obedezcan. En Marcos 12:17 dice:  Respondiendo Jesús,  les dijo:  Dad a César lo que es de César,  y a Dios lo que es de Dios.  Y se maravillaron de él.
 
Ante tanta evidencia bíblica surge un a pregunta. ¿Hay alguna circunstancia en la que el creyente deba desobedecer a la autoridad? La respuesta es sí, si hay un momento en que el creyente no debe obedecer, cuando la ley o la orden emitida por la autoridad está en contra de la absoluta ley de Dios, pues entonces el gobernante iría en contra del propósito con el que Dios lo puso en autoridad. Un ejemplo de esto lo vemos en Hechos 4.18-19 donde dice: Y llamándolos,  les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.  Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles:  Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios;
 
Aquí la oren era dejar de predicar el evangelio y eso es totalmente opuesto a la ley de Dios. En tal caso se debe obedecer a Dios antes que al hombre.
 
El deber del creyente es la obediencia a las leyes, a la justicia y a las autoridades que Dios ha puesto para ejecutarlas. Es nuestro deber pagar los impuestos, respetar las normas de tránsito, no mentir en las encuestas del estado, vivir en esta tierra de tal manera que los demás puedan ver el obrar de Dios en nuestra vida.
 
3. Estén dispuestos a toda buena obra. 
Como ciudadanos temporales es esta tierra no solo somos llamados a sujetarnos y obedecer, sino también a estar dispuesto para toda buena obra. La palabra dispuesto significa listo, preparado, presto, pronto. Esta es la actitud que se espera de los creyentes ante los requerimientos que el estado haga de nosotros en cualquier clase de servicio. Un ejemplo de ello es el servicio militar, la ayuda en momentos de desastre, el deber de participar en las elecciones, etc.
 
El creyente está dispuesto para servir, es importante recordar que el deber cívico está relacionado con el amor al prójimo, con el vivir en sociedad, parte de esa buena obra es la manera con la que nosotros servimos a nuestro prójimo en el desempeño de nuestro trabajo. En ese sentido nuestra profesión, oficio o empleo es un medio para servir al prójimo. Por eso podemos decir que mientras que sea honesto, no hay trabajo malo. Si con mi trabajo glorifico a Dios, sirvo a mi prójimo y suplo las necesidades de mi hogar, es un trabajo honroso.
 
Es de esa manera que nuestros hijos deben mirar el oficio o la carrera que van a escoger para sus vidas, deben buscar como glorificarán a Dios, servirán a su prójimo y a la sociedad y suplirán las necesidades de su casa. 1Pedro 4:10 dice: Cada uno según el don que ha recibido,  minístrelo a los otros,  como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
 
El servicio se debe inculcar desde niño. En la actualidad, la mayoría de los jóvenes piensa que la vida es solo entretenimiento, y gran parte de la culpa la tienen sus padres que en su deseo de protegerlos terminan haciéndoles todo y no les enseñan a amar el servicio desde niños. Crecen como holgazanes con una mentalidad de dependencia y un rechazo al trabajo y al esfuerzo.
 
Caso contrario era el de la sociedad judía donde los niños eran enseñados desde muy temprano en un oficio, no solo se estudia para una profesión, también aprendían un oficio, fue así que Pablo estudió para ser parte del sanedrín, pero también fue enseñado en el oficio de hacer tiendas. Cuando tuvo que abandonar su profesión y se dedicó a predicar el Evangelio, su oficio de hacedor de tiendas le ayudó para su mantenimiento.
 
La gente de Creta era ociosa, no querían hacer lo bueno, y lo triste es que los creyentes también estaban así, por eso la amonestación constante de Pablo es a ocuparse en buenas obras. Esa amonestación está vigente para nosotros los creyentes, para que seamos diligentes en el trabajo, para que nos ganemos el sustento y podamos ayudar al necesitado. Hechos 20:35 dice: En todo os he enseñado que,  trabajando así,  se debe ayudar a los necesitados,  y recordar las palabras del Señor Jesús,  que dijo:  Más bienaventurado es dar que recibir.
 
La posición de todo creyente frente al gobierno y las autoridades que Dios le ha dado debe ser de sujeción y respeto, de obediencia a la ley y de disposición para aportar a su nación a través de los dones que Dios le ha dado, de esta manera el creyente ama a su prójimo y glorifica a Dios con su vida.
 
Tito 3:1  Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades,  que
obedezcan,  que estén dispuestos a toda buena obra.
 
Pastor Henry Velásquez.
IPBR - Bosa.

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