Juventud, una gran oportunidad


Ec. 12:1  Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud,  antes que vengan los días malos,  y lleguen los años de los cuales digas:  No tengo en ellos contentamiento;

La juventud es para muchos, uno de los periodos más agradables de su vida, es la etapa entre la infancia y la madurez. Ya no eres un niño por eso tienes un mayor grado de independencia y algunos privilegios, pero tampoco eres una persona madura y eso te permite vivir sin muchos compromisos. 

No pagas por el techo bajo el cual vives, no tienes responsabilidades con los bancos, no llegan los pagos a tu nombre, todo lo contrario, antes, en muchos casos, los jóvenes reciben un beneficio mensual o semanal por parte de sus padres, una mesada para sus gastos de estudio.

Si a esto le sumas que la juventud es generalmente la época en que mejor salud tienes, en que físicamente te ves muy bien y tienes más energías para hacer cualquier cosa, entonces podríamos decir que la juventud es “una gran oportunidad”
Yo sé que este no es el caso de todos los jóvenes, a muchos por ejemplo les ha tocado madurar desde muy niños a causa de sus difíciles circunstancias, pero sí puedo decir que es el caso de una gran parte de la juventud.

Creo que en general, los jóvenes estarían de acuerdo con mi afirmación de que la juventud es una gran oportunidad.
Sin embargo, si profundizamos en esta afirmación nos daríamos cuenta que, aunque todos podemos estar diciendo las mismas palabras, no obstante, podríamos no estar teniendo la misma idea.

La pregunta que debemos hacernos para entender lo que significa esta afirmación para cada uno de nosotros es: ¿La juventud es una gran oportunidad para qué? Casi que puedo escuchar un coro de muchachos respondiendo: Para divertirnos, para gozar la vida.

Ese es el pensamiento común, las ventajas que da la juventud deben ser aprovechadas en la diversión y se escuchan como argumentos infalibles frases como: vida no hay sino una y es para vivirla.

Con esto en mente, la juventud gasta sus preciadas ventajas, es decir, su tiempo libre, su salud, fuerza, emociones, talentos y dinero que sus padres con esfuerzo le brindan, en diversión y entretenimiento que finalmente no son de provecho, que perjudican su salud física, mental y emocional, y que, en el peor de los casos, les cuesta la vida.

Lo que muchos jóvenes no han entendido es el valor de la juventud, lo que muchos no saben es que todo lo que hacen con su juventud repercutirá para el resto de su vida y es a eso a lo que se refiere el autor del libro de Eclesiastés cuando escribió:

Ec. 12:1  Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud,  antes que vengan los días malos,  y lleguen los años de los cuales digas:  No tengo en ellos contentamiento;

Si malgastas tu juventud en vanidades llegará el día en que te darás cuenta que se escapó de tus manos y que lo único que te queda de ella son las consecuencias dolorosas de haberla desperdiciado.

Estoy de acuerdo en que la juventud es una gran oportunidad, pero no para malgastarla en trivialidades, sino para vivirla de manera responsable, para vivirla de tal manera que podamos llegar a nuestra vejez con contentamiento, para aprovecharla de manera sabia de tal forma que podamos cosechar de ella en nuestra madurez verdadera satisfacción. ¿A que me refiero con todo esto? A lo que está diciendo el autor de Eclesiastés.

Ec. 12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud…

¿Quién sabe lo que nos conviene a los hombres sino nuestro Creador? ¿Quién nos dará dirección sabia sino aquel que con bondad y sabiduría nos diseñó?
Es en Dios que hallamos el propósito de nuestra juventud, es en su Palabra que adquirimos inteligencia para vivir nuestra juventud con sabiduría de tal manera que podamos mañana tener contentamiento.

En la Biblia Dios nos llama a aprovechar nuestra juventud viviendo en el temor de Dios, siendo humildes para aceptar el consejo, diligentes para trabajar, sabios para administrar, inteligentes para formar hogares conforme a su voluntad.
Estamos llamados a gozar la juventud, pero dentro de los parámetros sabios de la justa y santa ley de Dios.

Pr. 5:18  Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Pr. 5:19  Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.

Todo esto proporciona gozo perdurable y no simplemente una alegría pasajera, todo esto redunda en un buen futuro y en un mañana glorioso junto a nuestro Creador.

Hay jóvenes que han malgastado su vida en el pecado y hoy sufren las consecuencias, el llamado de Dios hoy es para ustedes. Otros apenas comienzan su juventud y están empezando a caer en la vida necia a la que sus “amigos” les invitan con insistencia, también para ustedes es el llamado.

Otros jóvenes van por buen camino aconsejados por sus padres, pero miran con anhelo el camino de maldad y se preguntan si se estarán perdiendo algo que el mundo les pueda ofrecer. Realmente de lo único que se están perdiendo es de penas, dolor y muerte. Este llamado también es para ustedes.

¿Cuál es ese llamado? El llamado es a acordarnos del Creador, de Dios que no solo es el Creador sino también el Juez de vivos y muertos, que es el Dios Santo al cual hemos ofendido con nuestro pecado, el Legislador cuyas leyes hemos quebrantado y delante del cual todo hombre deberá compadecer en juicio.

Pero también, el llamado es a acordarnos que ese Creador envió a su Hijo Jesucristo a pagar en la cruz por nuestros pecados y que ahora manda a todo hombre en todo lugar a que se arrepienta y crea en el evangelio.
El llamado es a reconocer con sinceridad delante de Él que somos pecadores, que nos es más fácil desperdiciar nuestra juventud que aprovecharla. El llamado es a arrepentirnos, a aceptar que no nos podemos salvar a nosotros mismos y que necesitamos un redentor, a Jesucristo el hijo de Dios.

El llamado es a acordarnos del Creador, a leer diligentemente la Biblia, a alimentarnos de su sabiduría, a buscar a Dios en oración, a asistir a la iglesia con disposición, con el anhelo de escuchar su consejo y dirección.

Ahora, en medio de los tiempos modernos en que vivimos, el llamado para los jóvenes sigue siendo el mismo.
Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud…

Pastor Henry Velásquez.
IPBR - Bosa.

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